lunes, 26 de septiembre de 2011

Que no vuelva a repetirse.

Hasta las diez horas y ocho minutos de la noche del sábado. Hasta esa hora, el Atlético supo aparentar que podría plantar cara al Barça. Al menos muchos así lo pensaban. A las diez y nueve minutos, el Barça se encargó de devolver al Atleti y a su afición a la realidad. Es el mejor equipo, sin ninguna duda. pero se le puede competir, segurísimo también (sino pregunten al Valencia o a la Real Sociedad). Tiago lanzó un balón al larguero un minuto antes del primer gol de Villa.  
Pero el error se cometió antes de que empezase el partido, primero por el once, y segundo por la estrategia. Y ese error sólo se le puede atribuir a quien marca las alineaciones y la estrategia de cara a cada partido. Arda, Filipe y Domínguez se quedaron en el banquillo, inexplicable por otra parte. El Atleti sabe ganarle al Barça, a este Barça. Porque lo ha hecho dos veces desde que Guardiola está en el banquillo. Desde luego la forma de presionarle a este equipo no fue la adecuada. Unos días antes, el Valencia hizo un derroche físico increíble con una presión por todo el campo, pero Manzano debía estar en la rueda de prensa, y no lo vió. El Atleti formó tres líneas muy juntas 5 metros por delante del área de Courtois. Ese fue el plan, y ahí acabó.

Tres goles entre el minuto nueve y el veintiocho. Una cura de humildad en toda regla, y con fantasmas del pasado en forma de goles en propia puerta. Al Atlético le esperaba una hora sobre el césped del Camp Nou y debía, al menos, no perder el sitio. El Barça se relajó, pero Messi volvió a demostrar que va por libre, y sobre todo, que es el mejor jugador del mundo. Metió su primer gol antes del descanso, otro poco antes del minuto ochenta y el último en el noventa. 

Manita, hat-trick y final. El Atlético pudo hacer más, muchísimo más. Ganar era difiícil, complicarle la vida al Barça no tanto. En la jornada 14 los de Manzano visitarán el Bernabeu. Hay tiempo para analizar los partidos frente al Levante y el Racing, sobretodo porque otro desastre así haría muchísmo daño a una afición que aun mantiene la esperanza de ver a su equipo repetir exhibiciones como las de los dos partidos anteriores a éste.

Este jueves se visita al Stade de Rennes. Una oportunidad para volver a hacer gala del buen juego de los partidos anteriores, para demostrar que ha sido un error, grave, pero un error. Aprender de ellos es la clave para mejorar. Que así sea.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cualquier tiempo pasado nos parece peor.

Esa frase podría firmarla cualquier colchonero que el jueves saliera del Calderón. Las sensaciones vuelven a ser magníficas por tercer partido consecutivo (sin contar pretemporada). Sería una bobada, pero en el Manzanares hacía tiempo que no se tenían esas sensaciones. El Atleti volvió a jugar al fútbol y cumplió el objetivo: ganar y dar una alegría a la afición. Nadie se acordó del Kun, de De Gea, de Forlán, de Simao... Diego, Falcao, Arda y Courtois fueron los encargados.

El partido se presentaba calentito, pero hubo menos ambiente del esperado: el estadio no se llenó (razonable en la fase en que nos encontramos) y los hinchas del Celtic debieron dejarse la voz en alguna terraza de Madrid. Entre eso, y que Falcao vinó con ganas de gol de Valencia, desde el minuto 2 el partido se convirtió en una pequeña fiesta colchonera. No se llegó al nivel de juego de la segunda parte de Mestalla, pero el Atleti volvió a mostrar sus cartas. Buen fútbol y elaborado.

Al final de la primera parte lo raro fue irse a los vestuarios solo con un gol de ventaja. Sigue faltando más pegada arriba, pero tarde o temprano llegará. En la segunda, Courtois demostró de nuevo que hay portero (una pena que no haya ni opción de compra para ficharle). Como es habitual, el Atleti se relajó, pero no pasó a mayores. El Celtic no podía y el belga no les dejaba. El único que intentó algo fue el koreano Ki.

Entonces el Frente se encargó de recordar a los héroes del 74. Primero acordándose de Billy McNeill y después coreando el nombre de Luis Aragonés. Para entonces, Diego ya había sentenciado. Buena jugada de Arda por la banda y remate del brasileño para meter la pelota por la base del palo izquierdo del portero. Final. Los de Manzano siguen mejorando (y continuarán haciéndolo, seguro), y el homenaje de la semifinal de Copa de Europa del 74 se quedó en una guerra de almohadas donde sólo uno iba armado.

El domingo llega el Racing, y el Atleti debe aprovechar la inercia del jueves. Otros dos partidos en casa para coger impulso y demostrar que solo faltaron los goles. Falcao ya está a punto, y Arda, Diego, y un larguísimo etcétera no dudarán en acompañarle.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Creer para volver a ser campeones.

Vuelve la Europa League. La última gran alegría para los atléticos (la Supercopa no llegó a tanto) vuelve a nuestras mentes. El año pasado fue el ejemplo del fin de ciclo de un equipo: tras grandes resultados, el equipo no consigue mantener el nivel y el plantel se desintegra. Forlán, Kun, Quique, De Gea, Simao... Los héroes de la Europa League se han ido. Pero la ilusión en la grada sigue siendo la misma, y más con nuevos jugadores con ganas de demostrar que el nivel no ha bajado.  Arda, Diego o Falcao han llegado entre el escepticismo de la gente (los dos primeros han tenido altibajos en sus respectivos equipos, mientras que el tigre rojiblanco tiene 40 millones de razones que pueden hacer que su rendimiento no sea el esperado), pero en el Manzanares hay fe de sobra.

90 minutos contra Osasuna y 45 contra el Valencia han hecho volver a creer a la afición. No ha habido goles, cierto. Pero después de muchísimo tiempo se ha vuelto a disfrutar con el fútbol. Tarde o temprano, la pelota entrará. Hoy es un buen día para que lo haga. Ni Reyes es Luis, ni Falcao es Gárate, ni este Celtic es el del 74. Ni siquiera es una semifinal de Copa de Europa. Pero es un motivo para que una vez más, la nostalgia inunde la mente de los atléticos (incluida la de aquellos que nacimos 20 años después). Este equipo, al igual que su hinchada, nunca ha necesitado ganar para creer. Se ha ganado porque se ha creído. Hoy, igual que en los cuartos de final contra el Valencia o en la semifinal contra el Liverpool, el Calderón volverá a creer. Creer para volver a ser campeones, como en el 2010.